martes, 25 de noviembre de 2008

Gente corriente.




Al jubilarse quiso poner un banco de madera delante de su casa. Sorteó los permisos municipales alegando que si encima de su puerta había una parra y que él debía cortarla y mantener limpia la acera,también pondría un banco y se ocuparía de conservarlo.
Debido a su mala fama de pesado y obsesivo la licencia municipal llegó en tiempo récord.
Empezó a formar parte del paisaje verlo todos los días allí sentado .Su casa al lado de la iglesia de San Xulián era testigo de todos los entierros,bodas,bautizos y funerales y él el cronista de la zona. Su hablar pausado y su afán tertuliano hicieron cambiar el recorrido a más de uno,si pasabas en coche saludos y punto,pero ay si ibas caminando,tenías que pararte y entender que de quince minutos de charla no te libraba nadie.
Manuel no criticaba,era de esas personas a las que todo el mundo le parece bueno y si no lo era pues él buscaba el modo de que aparentase ser.
Fue marino y a los cuarenta y cinco años abandonó la profesión por la de transportista,se compró un camión y se dedicó a hacer portes por las cercanías.
Sada,Mera,Betanzos,Coruña eran el destino de sus viajes,su “Barreiros” la diana del maldecir de sus vecinos .De cincuenta por hora no pasaba su camión,no porque no fuese capaz, ni por los límites de velocidad aún sin imponer si no porque Manuel nunca llevaba prisa. En la parada el conductor del autobús gritaba:! Subid rápido que viene Manuel!... y el tropel de niños y mayores apuraba todo lo posible. El repartidor del pan era el que más sufría,porque al tener que hacer paradas constantes no se lo quitaba de encima .Empezaba a tocar el claxon como un loco cuando lo podía adelantar. Manuel impasible,cerraba la ventanilla y ponía la EJ41 ajeno a todo. Si llegaba tarde a un destino nadie se lo recriminaba ,el rollo filosófico que soltaba del espacio y el tiempo era peor de soportar.
La última vez que hablé con él comentamos una noticia del periódico en la que se decía que se había creado una empresa dedicada a escribir la biografía de personas corrientes. Le gustaba especialmente la sugerencia del periodista como regalo en esta Navidad,la pena me dijo, es que no tengo hijos.

El lunes pasé por delante de su casa,la tarde de otoño soleada,la parra aún con uvas,el banco ya vacío .Todo hizo que lo recordase y decidiera cumplir aquel deseo.